Las prácticas locales, específicas y genuinas de la zona son las que tradicionalmente se vienen realizando desde la antigüedad, relacionando las características peculiares de la "Pera de Rincón de Soto" con el medio geográfico y con el buen hacer, el celo y la pulcritud de los agricultores y fruteros de la zona, que sin duda son esenciales e inestimables para conformar esta tradición de calidad bien merecida.
- No se aporta riego durante la floración, ni en los momentos previos a la cosecha ya que daría lugar al agrietamiento de los frutos que depreciarían su valor, salvo en condiciones climatológicas adversas, previa autorización.
- El fenómeno de la maduración es básico para la obtención no sólo de fruta de calidad sino también para una larga y perfecta conservación. Por ello, la elección del momento de recolección es vital y dicho momento es determinado por un técnico, en función del tamaño de los frutos, de su color, del color de las semillas, resistencia al arranque y dureza de la carne.
- La recolección siempre es manual y se realiza como mínimo en dos pasadas.
- Sólo se recolecta la pera libre de manchas o deformaciones que tengan un calibre mínimo de 58 mm para pera blanquilla y un calibre mínimo de 60 mm para pera de conferencia.
- Tras una adecuada conservación en cámaras de frío convencional o en cámaras de atmósfera controlada, se vuelven a pesar y de forma manual se procede al envasado de las peras. Para esto se cogen las peras una a una, rechazando las que presenten alguna anomalía tras la fase de conservación, y se depositan en el envase final de expedición según calibres.
- El envase es de una sola capa y provisto de un alveolado como elemento de fijación, evitando de este modo el deterioro de la pera por golpeteo o roce.
- El aclareo y la poda se realiza de forma manual.